viernes, septiembre 30, 2005

Todo se transforma...

María del Eco se levantó con la sonrisa puesta. Los rayos del sol la despertaron desnuda sobre el suelo de madera del salón. Se desperezó como quien intenta darle un abrazo al aire y escuchó al silencio; y el silencio le dijo que era posible que aún siguiera soñando. Acurrucada en un rincón se asomó a la ventana abriéndola poco a poco, dejando que el aire de la mañana acariciara su piel desnuda y morena de terciopelo. Él se había ido. En el jardín una mariposa amarilla revoloteaba junto a las flores del caminito de guijarros; y como si estuviera ebria, a veces chocaba contra una margarita de pétalos por abrir. Él había buscado sus zapatos bajo la cama para irse después. María del Eco perdió la sonrisa...

El crepitador de historias observó a la mujer bella que se extendía entre sus brazos: los caracoles del cabello le cubrían los senos desnudos, la curva de sus piernas producían vértigos de amor y en sus ojos cerrados una sonrisa principiaba. Por los grandes ventanales entraba la luz de una estrella vacía y el crepitador de historias derramó cinco lágrimas sobre su amor, que poco a poco iba perdiendo el norte. La mujer bella se enroscó aún más entre sus brazos. Él la apartó, con dulzura, de su lado, y buscando sus zapatos de ángel bajo la cama caminó hacia la estrella vacía. Antes de desaparecer entre el cielo de luciérnagas, el crepitador de historias miró hacia atrás: María del Eco se levantaba con la sonrisa puesta.

miércoles, septiembre 28, 2005

De mi ventana...


"... y desde aquí se oye la ciudad como si estuviera en un mirador ajeno, como si no fuera mía, como si estuviera lejos..."

lunes, septiembre 26, 2005

Tan lejos, pero tan cerca...

Hoy quiero utilizar esta página en blanco para contaros una historia, una historia que no aparece en los periódicos, que quizás no caerá en las manos ni en los corazones de todos aquellos que podrían encontrar el remedio para tanto dolor y tristeza, para tanta pobreza...

Y vengo a contar esta historia con la esperanza de poder contribuir un poquito para que no permanezca silenciada en el día a día privilegiado del primer mundo. Es una historia que a pesar de todo trae consigo un rastro de luz en las manos de quien forma parte de ella y no se resigna.

Quiero también pediros un favor, muy simple, que la escuchéis, que os detengáis un instante y que después la volváis a contar, para que juntos podamos contar al mundo el sufrimiento de unas personas que diariamente luchan para sobrevivir. La tierra está llena de estas pequeñas historias y desgraciadamente nosotros hemos aprendido a vivir junto a ellas con resignación...

Desde hace una semana Guiné-Bissau sufre una importante epidemia de cólera, ya han muerto más de 270 personas, según los datos oficiales; todos nosotros sabemos que seguramente serán muchos más...

La basura se acumula por las calles desde hace días, semanas, sin que nadie la recoja. Las autoridades no hacen nada y el problema se agrava, amenazando con más y más muertes, hasta el final de las lluvias, a mediados de octubre.

Un grupo de jóvenes ha decido ponerse "manos a la obra" y, armados con muy pocos recursos pero llenos de ilusión y voluntad, limpiar sus calles, su ciudad, su país...

Dicen que una imagen vale mucho más que mil palabras, por eso he recogido estas fotografías del blog de Jorge Neto para que ellas os cuenten el dolor en el que actualmente vive Guiné-Bissau. Le agradezco a Jorge Neto que me haya permitido utilizar estas imágenes y sus testimonios que día a día nos descubren esa África que no aparece en los periódicos, que permanece silenciada y a la que casi siempre volvemos la espalda...





Los ni�os intentan sobrevivir milagrosamente a la muerte. Posted by Picasa


La sonrisa de quien ha decidido limpiar con sus propias manos su calle, su ciudad, su pa�s... Posted by Picasa


La convivencia di�ria con la basura y la suciedad Posted by Picasa


Las lluvias han destrozado las pocas infraestructuras que exist�an Posted by Picasa


Los j�venes del barrio limpian el mercado del caracol Posted by Picasa


La basura se acumula en las calles d�as y semanas sin que nadie la recoja Posted by Picasa


un ni�o saca agua de un pozo junto a otro destinado a los residuos Posted by Picasa

viernes, septiembre 23, 2005

UNA PALABRA

Cuando de repente en mitad de la vida llega una palabra
.........jamás antes pronunciada,
una densa marea nos recoge en sus brazos y comienza
.........el largo viaje entre la magia recién iniciada,
que se levanta como un grito en un inmenso hangar
.........abandonado donde el musgo cobija las paredes,
entre el óxido de olvidadas criaturas que habitan un
.........mundo en ruinas, una palabra basta,
una palabra y se inicia la danza pausada que nos lleva
.........por entre un espeso polvo de ciudades,
hasta los vitrales de una oscura casa de salud, a patios
.........donde florece el hollín y anidan densas sombras,
húmedas sombras, que dan vida a cansadas mujeres.
Ninguna verdad reside en estos rincones y, sin embargo
.........allí sorprende el mudo pavor
que llena la vida con su aliento de vinagre - rancio
.........vinagre que corre por la mojada despensa de una
.........humilde casa de placer.
Y tampoco es esto todo.
Hay también las conquistas de calurosas regiones,
.........donde los insectos vigilan la copulación de los guardianes del sembrado
que pierden la voz entre los cañaduzales sin límite surcados por rápidas acequias
y opacos reptiles de blanca y rica piel.
¡Oh, el desvelo de los vigilantes que golpean sin descanso sonoras latas de
petróleo]
para espantar los acuciosos insectos que envía la noche
como una promesa de vigilia!
Camino del mar pronto se olvidan estas cosas.
Y si una mujer espera con sus blancos y espesos muslos
.........abiertos como las ramas de un florido písamo
centenario,
entonces el poema llega a su fin, no tiene ya sentido su
.........monótono treno
de fuente turbia y siempre renovada por el cansado
.........cuerpo de viciosos gimnastas.

Sólo una palabra.
Una palabra y se inicia la danza
de una fértil miseria.


Álvaro Mutis
Los elementos del desastre
(Losada, Buenos Aires, 1953)

miércoles, septiembre 21, 2005

Segundas oportunidades y terceras y cuartas y...

Hoy aparecía esta noticia en El País: El cuerpo humano sólo tiene 10 años, y de pronto me he puesto a pensar en las increibles ventajas de tal afirmación:
1.- Cada diez años tenemos la posibilidad de empezar de nuevo, de revisar y cambiar nuestros errores.
2.- Si nuestro cuerpo sólo dura diez años, significa eso que siempre seremos niños de diez años; es decir, podremos conservar a lo largo de nuestra vida la ilusión, la ternura y el cariño de la infancia.
3.- Cada diez años el mundo aparecerá ante nuestros ojos repleto de sorpresas y encantos, porque habremos nacido de nuevo.
4.- Después de cada década el corazón, herido y gastado, conseguirá latir nuevamente como si acabara de nacer gritando.
5.- Seremos intensos y auténticos con nosotros mismos cada día, porque al fin y al cabo cada diez años morimos y nacemos de nuevo.
Podría seguir enumerando razones y razones, pero me quedan apenas dos años para completar mi tercera década y el mundo, viviente, me está esperando...

martes, septiembre 20, 2005

Un tesoro...

Me han contado que en la Ciudad Vieja de La Habana hay un secreto a la vista de todos. Hace ya varios años un barco encalló en su malecón, y en lugar de detenerse extendió sus velas como si fuesen alas de gaviotas ansiosas, y emprendió un viaje terrestre en dirección a la Plaza de la Catedral. Al principio niños y adultos se arremolinaron junto a aquel milagro, después las obligaciones diarias le robaron el brillo de la novedad; hoy sus velas son transparentes, haciendo de él apenas un barco fantasma.
Me han contado que a veces se escuchan las voces de sus marineros. Discuten sobre un nuevo rumbo, buscan inútilmente estrellas en la noche de la ciudad o cantan viejas canciones del mar. Dicen que en las noches de luna nueva apenas se escucha una risa aniñada, y después un poema que habla de vientos y mareas.
En la Plaza de la Catedral los pasos aceleran su tiempo y nadie, ya nadie consigue ver los secretos...

domingo, septiembre 18, 2005

Viendo los barcos partir...

Junto al mirador de Santa Catarina el río discurre dulce y lleno de promesas de barcos y velas. En la explanada se mezcla la vida en una piel nueva de colores, ojos y sueños distintos. Y entonces las fronteras no existen. Tampoco los recelos de ser diferentes, de ser más o de ser menos...
Al caer la tarde, las aguas, medio dulces, medio saladas, arrastran todas las palabras que han encontrado a su paso. El río les ha venido a susurrar al oído que el mar está próximo y el camino es dulce; ellas, enamoradas de viento y mareas, se dejan seducir amantes y buscan la desembocadura como quien busca la caricia de una mano.
Quien desde el mirador asiste sonriente al abrazo de aguas y vocablos aprende a necesitar el silencio, a atraparlo en el viento y guardárselo en un bolsillo, como si fuera una mariposa efímera. Y yo, que a veces ando seria, queriendo traducir sentimientos que apenas son cielo y agua, olvido que la sonrisa simple y callada puede llegar a ser la más subversiva de las revoluciones.

Desde aquí, aquellos mares terrestres del sur parecen más próximos, y el pasado y presente se unen queriendo soñar un futuro de vocablos compartidos, cafés y tardes de mundos que se encuentran. Pero en la soledad de esta tarde, con un silencio secreto y brillante guardado en el bolsillo, y la caricia de cientos de palabras que van de esta orilla a aquella, y viceversa; en la soledad de esta tarde busco todo y nada entre las callejuelas desiertas, quizás un horizonte perdido...

Al ir dejando los Altos de Santa Catarina pienso en todas aquellas personas que la vida, como un río amante, me ha venido a susurrar al corazón. Y sonrío llena de subversivas intenciones, porque aquello que soy, es todo lo que fueron haciendo de mí. Una pequeña mariposa, inquieta y curiosa, que siempre creerá en los abrazos (im)posibles, en las palabras limpias y en los sueños acuáticos.

jueves, septiembre 15, 2005

Un deseo de abrazos...


Esta mañana, al entrar en el blog de Jorge Neto, me he deparado con esta maravillosa fotografía y no he podido resistir a la tentación de traerla hasta aquí. Y desde entonces no hago más que sonreír y volver a mirarla a cada rato, y un deseo de abrazos me invade entonces las manos y el corazón.

miércoles, septiembre 14, 2005

El silencio...

martes, septiembre 13, 2005

El taller de mis palabras

Traducir. (Diccionário de la Real Academia de la Lengua Española)
(Del lat. traducĕre, hacer pasar de un lugar a otro).
1. tr. Expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra.
2. tr. Convertir, mudar, trocar.
3. tr. Explicar, interpretar.


El viento se cuela por las rendijas de las persianas y la tarde principia. Junto a mi mano izquierda una historia virgen espera ser transformada en otra culturamente semejante. Las palabras se elevan del papel blanco y, después de unos minutos de necesaria suspensión frente a mis ojos filtradores, se depositan al otro lado de la frontera. En dicho proceso convergen dos mundos distintos pero cercanos, amplios de una pasión común y compartida, como si de un viaje estático se tratase. La boca se me llena de vocáblos. Exprimo y saboreo el fruto de sus significados y apenas uno, el único, el perfecto, sobrevive a esta conjunción de sabores.

El texto en otro tiempo virgen, engravidado de deseos de ser otro, da a luz una historia nueva; y mis manos, cansadas del letrado viaje, se repliegan amantes sobre sus páginas recién escritas.

En el taller de mis palabras a veces me sorprende el milagro...

lunes, septiembre 12, 2005

Ella...

Él quiso regalarle un libro nuevo, sin hojas rasgadas ni sueltas; quiso cambiar su vestido azul mil veces recosido por una tela sin color, ni piel, ni calores humanos; intentó que olvidara la luz de su vieja ciudad al atardecer, bajo el vidrio opaco de fríos edifícios; creyó que regalándole un nuevo sueño la haría feliz. Y ella se fue para siempre con su libro suelto a su vieja ciudad, envuelta en un vestido azul lleno de olores y recuerdos.

Tarde, demasiado tarde, él comprendió que nunca se deben olvidar las historias...

sábado, septiembre 10, 2005

Conversaciones en la calle...

- Despierta!
- ...
- Despierta! está saliendo el sol.
- Quiero seguir durmiendo, no me interesa ningún sol.
- Pero ellos trabajaron mucho para que pudieramos despertar. Fijate! hasta nos dieron barniz para que nunca volvieramos a quedarnos dormidas, y nos mimaron con sus manos llenas de historias. Cuidaron hasta del mínimo rincón para que seamos perfectas..
- Solo eres una silla! por qué estás tan contenta? Nuestro destino es tener a alguien siempre sentado sobre nosotras. Yo lo que quiero es seguir durmiendo.
- Pero está saliendo el sol...
- ...
- Despierta!

viernes, septiembre 09, 2005

La calle

Hoy tres brasileños despertaban sillas en las escaleras de la Rua Cidade de Liverpool. Primero las liberaban de los viejos recuerdos que se agarraban a su madera de entrañas como termitas locas, después acariciaban todos sus rincones y curvas talladas mientras susurraban historias dulces. Historias para llenar agujeros de tiempo con sentimientos nuevos.

Con el calor de la tarde llegaba el barniz, como miel escurriendo por sus pechos de silla que vuelve a vivir, como caricia de terciopelo destinada a protegar de la intemperie y el olvido. A veces, cuando los brasileños callaban, se escuchaba un suspiro. Y entonces el tiempo paraba distraído, y los despertadores de sillas las observaban como a novias engalanadas en busca de un amor, que ya viene navegando por el río...

miércoles, septiembre 07, 2005

O fazedor de cachimbos...

El constructor de pipas me ha despertado en mitad de la noche. Ha golpeado con su sonrisa en mi ventana y yo he sentido el olor de su tabaco de frutas junto a mi almohada. A veces me visita, así, nocturno y vagabundo, como si tuviera miedo de entrar para siempre en mi vida. Por eso me busca en sueños y me susurra historias que un día sucederán, por eso desaparece tímido ante la primera luz, por eso no se descubre del todo...

martes, septiembre 06, 2005

Fotografías de un regreso...

Annecy al salir el sol, sus calles vacías, la brisa llena de frescura de la mañana, el amargo sabor de aún estar aquí y ya sentir la lejanía.

...

El canal...los cisnes dormidos, las flores que despiertan como cada día, que mañana volverán a abrir sus ojos de vegetales ensoñaciones, que hoy me dicen adiós.

...

El camino entre las montañas, las casas solitarias en medio del campo, las colinas verdeantes, el cielo claro y transparente de los casi Alpes. Una sorpresa en el camino: un puente que cuelga sobre un barranco de árboles y piedras, un puente entre la neblina y el rocío de mi última mañana.

...

En las calles de Ginebra un músico toca el violín, mientras Famara y yo lo escuchamos de ojos cerrados y sentidos abiertos. El deambular de la gente, las voces cristalinas de los africanos sentados junto a nosotras en el banco de la calle peatonal. Y el músico que completa nuestras horas de espera.

...

El último instante en el aeropuerto, la ciudad que se dibuja poco a poco trás los cristales que parecían opacos, el aire que huele a despedida entre el cielo sonrosado.

...

Paris, un pequeño alto en el camino, la torre Eiffel desde el aire, casi diminuta, el arco del triunfo como si fuera de juguete, el río Sena serpenteando entre la ciudad de cuento...Me hace pensar en la vida, en que los problemas a veces dependen desde donde se miren. Algunas cosas que creemos enormes al final también pueden ser diminutas como una torre Eiffel vista desde el cielo...

...

La ciudad en la que nací, allí donde están mis raíces primeras, mi hueco y refugio, mis orígenes

...

Los ojos de mi amigo, llenos de ilusión de nuevo, sonrientes, como también feliz y limpia vuelve a ser nuestra amistad.

...

Los ojos de mi otro amigo, llenos de amor...contagiantes de amor...desesperados de amor...

...

Y finalmente Lisboa, completando el album de las fotografías de mi vida, brillando como la más hermosa de todas las imágenes, con su luz, con su cara lavada de río, con sus abrazos abiertos...

...

Mi habitación de paredes azules, con su olor a muebles viejos y mi tocadiscos lleno de músicas antiguas francesas, mientras escribo estas palabras del recuerdo, ahora que este viaje ha llegado a su fin.