En el silencio de la noche, los ruidos nos pertenecen. Como por ejemplo el suave deslizar del azúcar que cae sobre el té de jazmín o el susurro de mi vecino mientras, quizás, besa a mi vecina. Por la noche oímos aquello que el día se empeña en ocultarnos: las palabras que sólo fueron comienzo, los besos que se quedaron en el aire, y el silencio, sobre todo el silencio...
Me gusta la noche, porque por la noche sólo estoy yo, y la soledad no me duele.
8 Comments:
La soledad se acurruca en una esquina y se deja contemplar y se deja consentir y se deja ir en silencios cuando queremos verla pero muda o nos araña con su voz profunda cuando le permitimos pronunciar sus sentencias cargadas de tiempos ausentes.
un abrazo para tí
La soledad de la noche...
De una fría noche de viento y lluvia...
De una calurosa noche con canto de grillos y luna llena...
De una tranquila noche a la orilla del mar, con permume de yodo y algas...
Bicos.
Es cierto. La noche nos desvela sonidos que el día ahoga y nos niega...
Un abrazo fuerte, Borboleta
....la noche esconde mucho más de lo que nos deja ver.... las imágenes, incluso los sonidos se amortiguan en ausencia de luz.... es entonces cuando la soledad, tan adicta a la ausencia de luz, se crece.... pero no hay que dejarla que crezca demasiado.... es muy egoista.... un saludo....
Sin duda es duro cuando se está acompañada y la soledad se siente, y en la noche todo se recrudece y se hace, a veces, eterno...
Muchos saludos, María.
(Que bueno que te animaste a participar en los IBSN)
" Por la noche oímos aquello que el día se empeña en ocultarnos"... Me encanta...
Es que la noche nos trae todo aquello que anhelamos durante el día. Nos trae el mágico mundo de los sueños, ficticios y reales.
Es cierto, a veces el silencio es creador de ruidos nuevos...
Saludos
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