Todo se transforma...
María del Eco se levantó con la sonrisa puesta. Los rayos del sol la despertaron desnuda sobre el suelo de madera del salón. Se desperezó como quien intenta darle un abrazo al aire y escuchó al silencio; y el silencio le dijo que era posible que aún siguiera soñando. Acurrucada en un rincón se asomó a la ventana abriéndola poco a poco, dejando que el aire de la mañana acariciara su piel desnuda y morena de terciopelo. Él se había ido. En el jardín una mariposa amarilla revoloteaba junto a las flores del caminito de guijarros; y como si estuviera ebria, a veces chocaba contra una margarita de pétalos por abrir. Él había buscado sus zapatos bajo la cama para irse después. María del Eco perdió la sonrisa...
El crepitador de historias observó a la mujer bella que se extendía entre sus brazos: los caracoles del cabello le cubrían los senos desnudos, la curva de sus piernas producían vértigos de amor y en sus ojos cerrados una sonrisa principiaba. Por los grandes ventanales entraba la luz de una estrella vacía y el crepitador de historias derramó cinco lágrimas sobre su amor, que poco a poco iba perdiendo el norte. La mujer bella se enroscó aún más entre sus brazos. Él la apartó, con dulzura, de su lado, y buscando sus zapatos de ángel bajo la cama caminó hacia la estrella vacía. Antes de desaparecer entre el cielo de luciérnagas, el crepitador de historias miró hacia atrás: María del Eco se levantaba con la sonrisa puesta.
El crepitador de historias observó a la mujer bella que se extendía entre sus brazos: los caracoles del cabello le cubrían los senos desnudos, la curva de sus piernas producían vértigos de amor y en sus ojos cerrados una sonrisa principiaba. Por los grandes ventanales entraba la luz de una estrella vacía y el crepitador de historias derramó cinco lágrimas sobre su amor, que poco a poco iba perdiendo el norte. La mujer bella se enroscó aún más entre sus brazos. Él la apartó, con dulzura, de su lado, y buscando sus zapatos de ángel bajo la cama caminó hacia la estrella vacía. Antes de desaparecer entre el cielo de luciérnagas, el crepitador de historias miró hacia atrás: María del Eco se levantaba con la sonrisa puesta.
5 Comments:
Ya le advirtió el silencio que "es posible que aún siguiera soñando..."
Bellísimo, María
Besos
un precioso viaje a la sensualidad y al silencio de los sueños,
En el fondo lo que queremos todos es que los zapatos se queden debajo de la cama...
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Merry Christmas !
Frohe Weihnachten!
¡Feliz navidad!
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