lunes, diciembre 05, 2005

Cuatro (des)cuentos para no tan niños...

(...) Pero el norte le espera, el primer brote aguarda su llegada de golondrino vociferante de primaveras. El cariño de Yala y los recuerdos de Siap, el país al revés, se le van agarrando a las plumas en forma de nostalgia, aún sin haber partido. La ardilla lo acompaña de nuevo hasta la superficie de raíces patas arriba y con un gesto de disimulo oculta una lagrima rebelde.
- ¡Ojalá no fueras apenas un ave de paso! - susurra en el viento cuando Peluso alza el vuelo y se pierde tras el horizonte.

Peluso viaja triste y piensa que la amistad y el cariño no lo pueden comprar ni siquiera todos los brotes de todas las primaveras. Y de pronto su fuerza se desvanece y duda ante la locura de su empresa, durante instantes desea poder volar al revés, hacia atrás, hacia las ramas del almendro, en busca de los ojos grandes y oscuros de la pequeña ardilla Yala. Ha prometido volver, pero sabe que en su vida de golondrino errante las promesas casi siempre se pierden en el tiempo.

Pero en el norte helado presienten su llegada. Encienden las luces de la aurora boreal para que no se pierda en el camino; y le hacen señales de sonrisas, que se divisan desde lejos. Marianela revuelve la nieve con el pie y, cuando nadie la mira, esconde bajo los copos fríos un pequeña hoja verde y tímida, que se empeña en despuntar antes de tiempo.

(Cont...)

2 Comments:

Blogger almena said...

migrar... otra vez...
desapegarse y volver y volver...

un beso

22:50  
Blogger Anca Balaj said...

¡Es tan hermoso y tan triste a la vez ser un ave de paso! Tiernos, tiernos los (des)cuentos.

11:53  

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