Palabras...
María del Eco siente que se le escapa el amor entre los dedos, como si fuera una duda constante y escurridiza, como si amar no bastase para ser amada. Pero se llena de paciencia y se vuelve mujer esperante de un ángel de zapatos alados que no vuelve, que navega constantemente sobre el límite de los tiempos y las horas. María del Eco se acurruca frente a los días y noches de lluvia constante, queriendo ver en las acuarelas de su ventana dibujos que no se acaban de dibujar. Y sonríe a pesar de todo, porque estar aquí, viva y enamorada, es al fin y al cabo el mejor de los sentimientos.
2 Comments:
Lo es...
Lo es.
:-)
María LA del Eco, en el limite de la paciencia a la orilla de la eternidad.
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