La nostalgie...
Dice María del Eco que la nostalgia es como una noche sin luna. Afirma, mientras vuelve a cubrir su cuerpo desnudo, que vivir en el pasado no le hace bien al alma. Pero después se sonroja ante su propia mentira y confiesa que no seríamos nada sin lo que ya fuimos, y la nostalgia se convierte, entonces, en la compañera para el más largo de los viajes.
Acumular recuerdos, de todos los tipos, colores y tamaños, para el día en el que necesitemos vivir de ellos; eso es lo que debo hacer, piensa, mientras los ojos se le llenan de llorosas voluntades. El silencio demasiadamente prolongado del crepitador de historias aséptiza su piel, y las horas se adueñan de su tiempo.
Espera junto a la cama vacía un regreso, el regreso de alguien que quizás nunca llegó a estar aquí.
Acumular recuerdos, de todos los tipos, colores y tamaños, para el día en el que necesitemos vivir de ellos; eso es lo que debo hacer, piensa, mientras los ojos se le llenan de llorosas voluntades. El silencio demasiadamente prolongado del crepitador de historias aséptiza su piel, y las horas se adueñan de su tiempo.
Espera junto a la cama vacía un regreso, el regreso de alguien que quizás nunca llegó a estar aquí.
2 Comments:
Es tan difícil a veces distinguir lo real de lo irreal...
Mejor que María del Eco olvide y viva. A veces los recuerdos actúan a modo de cadenas que impiden seguir adelante...
Besos, María
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