jueves, julio 21, 2005

Perdido en las tinieblas del dolor...


Palomas y c�pula Posted by Picasa
Adán Juarez



- Podrías recoger algunas flores blancas.
- Las palomas no tienen dueño pero se encariñan rápido. Y después no quieren irse de las ciudades. No sé porque les gustan tanto las plazas; redondas, rectangulares, de barrios pobres o lujosos, con una estatua de un rey a caballo o bellos jardines. Yo pienso que quizás sea porque las plazas son como el mundo; siempre llenas de personas muy distintas unas de otras. Algunas van a leer el periódico, se sientan en un banco, miran alrededor un breve instante, y pronto se sumergen en la lectura de unas hojas impresas, que apenas cuentan las secuelas del mundo. Y cuando terminan se sienten redimidos, “Estoy al tanto de la actualidad mundial”, pero no vieron al niñito que jugaba con una pelota frente a ellos.
- Son tan bonitas, ¿No te recuerdan a las flores favoritas de mamá?, últimamente está mejor, apenas le duele la pierna, sólo cuando pasa demasiado tiempo de pie, entonces dice que siente como si la vida se le clavara en cada centímetro de piel.
- Otros llegan simplemente para observar la vida; el paso de las parejas con sus hijos, algunas personas que corren por la hierba, allí esta la vecina del quinto conversando con el repartidor del pan, ¿Consigues verla? No tienen nada para hacer, se pasan el día desocupados, y su único placer se reduce a sentarse en las plazas y observar a los demás. Porque...Dime, ¿Si no lo hicieran ellos, quién lo haría? ¿Quién? ¿Quién cuidaría de nosotros?
- A veces recuerdo cuando estábamos todos juntos en casa, antes de que Valentín… bueno… en aquellos días tú nos contabas sueños que no consigo olvidar, fantasías de cuando eras niño, y querías ser marinero. Parecían historias sin sentido, pero nos hacías sonreír, y creíamos a ciegas en aquellos mundos donde los sueños eran como helados de vainilla.
- ¡Shhhhhhh! Casi nadie se fija en las palomas, alguna mujer quizás más vieja que ellas les lleva un poco de pan, y disfruta con su compañía cuando se le arremolinan bajo el vestido, entonces le revuelven los cabellos con su vuelo loco. Vuelo, vuelo, vuelo de paloma tonta que sólo piensa en comer, y tiene miedo que otra venga a quitarle el pan que siempre fue suyo, ¡Shhhhhhh! ¡El pan y el cariño!
- El medico nos ha dicho que esto no tiene porque ser permanente, que te sientes un poco perdido por causa del accidente, sólo eso, que estas cosas suelen pasar muy a menudo, pero casi todo el mundo se recupera. Es muy simpático, siempre me regala caramelos de esos que llevan relleno dentro, con sabor a melocotón, y me acaricia la mejilla muy despacito, como si quisiera decirme algo. ¡Pobre doctor!, a veces está tan triste.
- Y de pronto aparecen algunas gaviotas que llegan del mar, gritando ¡Uy uy uy! hambrientas, las palomas las observan maravilladas; bello pájaro, de vuelo perfecto, plumas blancas y olor a salitre... No me lo han dicho pero yo sé que las envidian porque cada nuevo día ven el mar, ellas nunca salen de su plaza, ¡ESTÁN ENCERRADAS, ACORRALADAS, SIEMPRE ATRAPADAS!, apenas alzan el vuelo para dormir acurrucadas en los tejados.
- Antes era todo distinto…
- Antes todo era distinto; no había grandes ciudades ni plazas de piedra, la vida era mucho más verde, y soñaban colgadas de las ramas de los árboles. Eran palomas, sólo eso, no palomas de ciudad, simplemente seres distintos sobrevolando la línea que separa tierra y mar.
- Cuando nadie me ve lloro en una esquina del salón, intento ser la más fuerte de todos, pero es que a veces te echo mucho de menos, a ti… y también a Valentín, aunque mamá dice que él puede vernos, ahora es un ángel que cuida de nosotros.
- Adormecían en el cielo cerrando los ojos ante tanta inmensidad, e imaginaban ser ángeles grises adormecidos por el viento, elegantes, ágiles, tan libres...
- Mañana vendré de nuevo, no te preocupes por nosotros, estamos bien. Quizás podría traerte esos dulces con pedacitos de manzana que tanto te gustan, puedes compartirlos con aquel hombre que nos saludó al salir al jardín. Dile que son la especialidad de mamá, que los prepara cada domingo, como siempre, pero que se amontonan en la bandeja de plata de la abuela, porque todos esperamos que abras la puerta de la cocina, y vuelvas con tu sonrisa eterna.
- Las palomas no tienen dueño pero se encariñan rápido.
- Te quiero mucho, papá.