Ai uê Rwanda...
Hace unos días fui a ver el largometraje "Hotel Rwanda", hace ya varios días que pensaba contar que fui a ver el largometraje "Hotel Rwanda", pero no conseguía escribir nada. A veces el recuerdo del horror puede llegar a ser más fuerte que el propio horror, a veces necesitamos que todas las emociones que bullen dentro de nosotros se calmen (dentro de lo posible) para poder hablar.
Dicen que la ficción, en muchas ocasiones, supera la realidad; pero en este caso apenas podemos ver la punta del iceberg de lo que realmente pasó allí. Porque sentados en nuestra butaca cálida y blanda del primer mundo, no podemos oler la pestilencia de la muerte matada (como diría Mia Couto...)No, no podemos...no podemos ver el último brillo de la mirada de todas aquellas personas, que murieron a manos de sus hermanos, victimas de un odio tribal. ¿Tribal? ¿Quién inventó esa palabra? ¿Ellos, o nosotros: europeos sedientos de exotismo? Porque las palabras inventadas ganan vida propria y después nos obligan a olvidar que fuimos nosotros los primeros en nombrarlas.
Rwanda...ai uê Rwanda...tan pequeña que eres, país pequeñito en la inmensidad de África...ai uê Rwanda...
Han pasado 11 años desde el día que mutilaron tu canto alegre. Ya no apareces en los telediarios, pero aún sigues sufriendo. Nosotros volvemos a recordarte hoy desde la butaca cálida y blanda de un cine del primer (¿o único?) mundo. 11 años en las manos de familias rotas por la violencia y el odio desmedido (sembrado). 11 años en la vida de niños perdidos y huerfanos. 11 años, que para nosotros no son casi nada y que para vosotros, rwandeses, son 4015 días de dolorosos recuerdos y pesadillas.
Un amigo me decía, hace unos días, que "Hotel Rwanda" era una película demasiado dolorosa para verla. Pero... ¿Qué son dos horas de ficticios miedos, dos horas de lágrimas (o no) que caen (o no) sobre nuestras blancas manos, comparadas con la negra realidad del genocidio de Rwanda?
África continua sangrando por las mismas heridas que nosotros, europeos, dejamos abiertas. Pero a pesar de todo seguiremos con nuestras vidas envueltas en papel de seda, donde el olor de la muerte matada no llega. Seguiremos viendo las lágrimas de la realidad en cines confortables, para dos horas después olvidar lo que vimos. Seguiremos siendo iguales... (¿O NO?)
3 Comments:
Hola, que sorpresa descubrir tu blog, tras tu visita
Como dices, es triste lo que sucede en Africa y en otros paises y lugares de este mundo, de este planeta al que algunos, olvidan que es de todos.
No he visto la película, imagino que es dura, quizás la vea.
Un saludo y si kieres podemos hacer una kedada con gente de Alicante o quedar para charlar.
Totalmente de acuerdo contigo. Es una tragedia. Somos la más vil de las especies. La única bestia que mata hasta por el motivo más banal. Pero, dentro de esa especie todavia quedan seres sensibles y maravillosos que se conmueven como tu ante la desgracia ajena y despierta la conciencia de sus semejantes con post como estos. Un beso y ánimo.
Querida María, la cuestión es si necesitamos que nos recuerden de todas las atrocidades de las que hemos sido capaces los seres humanos para reflexionar y hacer algo al respecto. Creo que la indiferencia es la complicidad más cruel que puede haber.
Muchos saludos y un abrazo.
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