Encuentros en Annecy...
La iglesia de St. Maurice me ha escogido. Es la tercera que visito peron no me hace falta recorrer mas para sentir que aqui se encuentra mi lugar de recogimiento.
El suelo de madera que crepita a cada paso; la luz que atraviesa las vidrieras encendidas; el eco de los pajaritos que cantan en el exterior, pero que parecen encerrados en las esquinas; incluso el hombre misterioso de grandes barbas grises que entra por una puerta del lateral y sale por otra situada en el lado contrario, una y otra vez: todo esto me llena de serenidad. El silencio, sobre todo el silencio, viene a acunarse en mi regazo. El hombre de la barba gris vuelve a entrar, vuelve a salir...
Afuera la ciudad continua, pero ni un solo ruido se cuela por las rendijas de la vieja madera de St. Maurice.
Ahora me he quedado sola, ya nadie entra ni sale, incluso los pajaros parecen haber enmudecido. Y en este instante de suprema quietud todos mis sentidos son una ventana abierta hacia el hueco mas recondito de mi alma.
Unos pasos...unos pasos que casi golpean la madera se acercan, la campana de la torre anuncia una hora que no entiendo y el altar se llena de almas..
El hombre misterioso de la barba gris abre la puerta y me mira.
(Siento la falta de acentos en el texto pero es debida a la configuracion de este ordenador, tranquilos no es que este olvidando el castellano)
3 Comments:
Querida María, me encanta la manera en cómo estás siempre abierta para vivir y sentir hasta el último rincón de tu persona. Tal vez la magia de la gran pintora que hizo el retrato de su abuelo se tornó en esa hermosa sensibilidad y capacidad de observación que tienes, para así trasmitir con esa misma intensidad lo que ves, lo que te sucede y lo que sientes.
Un gran abrazo y disfruta de tu viaje, que en verdad se antoja estar ahí. Besos.
Querida Paty: gracias, siempre, por tus palabras. Intento siempre estar abierta para vivir, como tu dices, porque la vida nos reserva sorpresas maravillosas por descubrir.
un gran abrazo
Querida Murallita:
Te tomo la palabra y me quedare esperando a tu "alma en Montserrat", dedicado o no... ;-)
Bicos grandes
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